sábado, 31 de octubre de 2009

EL VALOR DE LA EDUCACION

Abandonar el colegio no puede ser sólo un dato estadístico. El hecho de que un hijo nuestro se quede en casa sin recibir educación, planteando simplemente: “la escuela no era para mí ”, puede convertirse en el origen del fracaso de una “ Vida”. Ni más, ni menos.
Ver a los chicos sin actividad, dentro de un ciber, o tomando cerveza en algún lugar, es parte del paisaje cotidiano. “Tal vez lo intente el año que viene o me tome un año sabático”. Eso es dilatar la agonía. El que sale del Sistema casi seguro no regresa.
Muchos sentimos que en la formación de una Persona, la Educación es el tutor que necesitamos para caminar sin dificultades, sólidos, seguros, con capacidad de análisis y con actitudes críticas. Es elegir un camino con menos obstáculos.
Toda la energía que un niño o un adolescente guarda en sí misma, tiene una fortaleza que muy pocas veces se vuelve a repetir. Es por ello, que debe plantearse en las personas adultas responsables la necesidad de contener todo ese potencial. Exijamos el compromiso de ofrecer conocimiento para lograr igualdad de oportunidades, desterrando la exclusión terrible que nos marca un mundo globalizado y antropofágico.
Hablamos de esa Educación de que toda persona bien nacida se siente orgullosa. Esa que forma Valores, Principios e Identidad de los Pueblos. Donde el conocimiento sirva para transformar la realidad. Sin dudas, estamos necesitando un Sistema Educativo fortalecido, dinámico y para todos.
La Educación es el bien más preciado de una sociedad. Es intransferible, único y personal. Con ella se puede luchar por la justicia social. Es la diferencia entre el subdesarrollo y Desarrollo en serio.
Los colegios no deben convertirse en un depósito de jóvenes donde los padres no cumplen su rol y la ausencia de ellos es manifiesta. Y por otro lado, muchos profesores no tienen incorporado el valor de la educación para sí y menos aún se la transmiten a sus alumnos. Deberían presentar sus materias en forma responsable con programas ”no dibujados” que se cumplan en tiempo y forma, relacionando esos contenidos con la vida cotidiana, no con utopías delirantes.
La mayoría de los pibes no entienden el valor de la educación como elemento de transformación y crecimiento. Es culpa de los adultos que todavía seguimos mirando para otro lado.
Si un solo chico deja de estudiar fracasamos todos: docentes, vecinos y autoridades que formamos esta “prolija sociedad de insensibles hombres de amianto”.
Necesitamos una cuota extra de humanidad.
Todo se complica para peor cuando los profesores no acusan recibo y piensan únicamente en el doble turno que tienen a diario y cómo hacer para estar en varios lugares, sin dejar nada a cambio. Ese error se paga con un chico desprotegido del mundo. Una persona vulnerable.
El tiempo biológico es tirano y pensar hoy en los que vienen atrás puede modelar otro mundo. Uno sin huecos en la mente y el alma.
Necesitamos una cuota extra de humanidad.

María Eva
Una Militante de toda la Vida.

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